sigamos bebiendo

martes, julio 01, 2008



Psa 84:4 ¡Felices los que viven en tu templo
y te alaban sin cesar!
Psa 84:5 ¡Felices los que en ti encuentran ayuda,
los que desean peregrinar
hasta tu monte!
Psa 84:6 Cuando pasen por el valle
de las Lágrimas
lo convertirán en manantial,
y aun la lluvia lo llenará
de bendiciones;
Psa 84:7 irán sus fuerzas en aumento,
y en Sión verán al Dios supremo.
En ocasiones uno piensa para que hacer tantas cosas, piensas hasta cansarte sin reconocer que tu padre te llama sin ningún titulo solo el de hija. Entre las lagrimas reconoces esa voz que te da aliento y su lluvia te comienza a vivificar y comprendes que aunque no entiendas nada su amor esta para darte todo, su palabra nos dice pídeme y te daré por herencia las naciones, con su lluvia tu rostro recibe vida, tus ojos se abren, crecen manantiales, eres lavada, la tierra es tocada y comienza a fructificar, tu ser integral es humedecido y mojado por esa lluvia que llego repentinamente y trajo un toque de El.
Cuando su lluvia cae es por que los cielos son abiertos y aunque tus ojos naturales no ven nada con esa lluvia vez a tu Padre. Reconoces sus caricias y te sumerges con El en su inmensidad. Solo tú y El en su río de vida.
Solo tú y El en Sión.


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